En nuestra jornada de meditación recordamos que el verdadero propósito de la práctica meditativa es alcanzar la Iluminación: un logro que nos permite colmar nuestros anhelos y los de los demás.
Tener una vida significativa implica ser conscientes de quiénes somos, qué queremos y hacia dónde vamos. Así podemos responder quiénes son los demás y esforzarnos por un bienestar común viendo la verdadera realidad de las cosas desde una calma mental (Samatha) que favorezca la introspección sin juicio (Vipassana).
Alan Watts afirmó que “para ser iluminado debemos vivir en lo eterno. Ahora, ese punto del tiempo infinitamente pequeño y por lo tanto infinitamente grande se llama el momento presente. El universo existe sólo en ese momento, y se dice que el hombre sabio se mueve con él, sin aferrarse al pasado ni al futuro, haciendo de su mente un espejo que refleja todo lo que se le presenta al instante, sin hacer ningún esfuerzo para retener el reflejo cuando se quita el objeto.”
Con la mente sosegada, como ese elefante blanco que vimos en el shiné, podemos avanzar en nuestra vida caminando despiertos. Al practicar el Kinhin, cada paso tiene un sentido: recordar en dónde estamos. En palabras del Buda es recordar “todo lugar es aquí y todo tiempo es ahora”, por lo tanto cualquier aferramiento al pasado o al futuro es simplemente una expresión de una mente afligida por alguno de los tres venenos: apego, odio/aversión e ignorancia.
Despertar al ahora es reconocer lo ilusorio como ilusorio y lo real como real. Así, podemos vivir en un sueño lúcido, velando por nuestro bienestar y el de todos los seres sintientes, listos para despertar del sueño y experimentar el Sunya, la no dualidad del Ser.
Por ello es importante recordar, como afirma Ken Wilber, “no creas cuando alguien te diga que el meditar no ayuda o no tiene ningún impacto.
En realidad, cuando meditas estás cambiando el tejido fundamental del Kosmos.” Y si ese tejido nuevo nos brinda un nuevo diseño en el desdoblamiento del Espíritu, hay que reconocer nuestra aportación con cada sesión que meditemos bajo los tres pilares básicos: Prajna, Sila y Dhyana. Cada pensamiento, emoción, sensación, palabra y acción puede ser observada desde la Conciencia Testigo, desde el Rostro Original, desde la vacuidad del Ser que se expresa en un tiempo y espacio.
Que con la fuerza de nuestra práctica podamos beneficiar a todos los seres sintientes a alcanzar la Suprema y Perfecta Iluminación.
Con gratitud y con el compromiso de continuar practicando juntos, les invito a mantener su actitud meditativa y continuar des-cubriendo su verdadero Ser.
– Alex Karuna
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